viernes, 25 de febrero de 2011

Qì... el soplo, la vida, la cocina y el abandono


Enriqueta esperando...
Este es el carácter chino mandarín para pronunciar la sílaba (léase Chi), de cuarto tono.  En la cocina, lo traducimos por "vapor"; en la vida "soplo".  Es la fuerza que hace transformar el yin al yang y el yang al yin.  Es la fuerza que parte del inicio para llegar al fin que nos devuelve al inicio.  Es la energía invisible que muta la naturaleza, variándola.  
El Qì está en todos los sitios, en la vida, en la muerte, en el Cielo y en la Tierra.  Forma parte del Vacío del vacío, la verdad última, aquello que trasciende toda visión y razonamiento.  Es gracias al Qì que todo es transitorio y relativo.  Es aquello que tiene la gracia de otorgar el destello de la vida.  
Este viernes 25 de febrero, por la mañana, me he encontrado con una perrita.  A las 8 de la mañana ya estaba "esperando" algo en la plaza del pueblo.  He desayunado tranquilo, pensando que alguien estaría en algún sitio de la plaza dónde el perro no puede entrar.  La perrita, de hecho, llevaba un collar, y aparentaba estar bien cuidada.  A media mañana, he salido a tomar el café con una amiga, y la perrita seguía ahí, impertérrita, paciente, esperando... esperando... esperando... Ha "sentido" que hablábamos de ella y se ha acercado a mí.  Nos hemos intercambiado unos mimos y me he ido a trabajar.  De repente, oigo un sollozo.  Era la perrita, que me esperaba a mí.  Enriqueta. tiene cara de llamarse Enriqueta.  Porqué las chicas que se llaman Eriqueta son pequeñas, pacientes, vivaces, de ojos llorosos pero brillantes, bien educadas, fieles, buenas compañeras.

Y estaba en la puerta quieta, jadeando a un pleno sol casi de finales de primavera, caliente, caluroso.  Pero esperaba, paciente, impertérrita... esperar, esperar, esperar... Finalmente, he cogido la correa de Rosita y la he llevado al veterinario para que le leyeran el chip.  !No era de nadie!  En el pueblo, nadie la conocía.  Finalmente, me la he llevado a casa y Rosita la ha ido a buscar al coche.  Después de marcar territorio, Enriqueta ha subido a casa con el permiso de mi escudera Rosita.   A las 4 de la tarde la he llevado a casa de un amigo que tiene núcleo zoológico para ponerla en adopción.  Su suerte está echada: en menos de 21 días encontrará un hogar de acogida en territorio español, nadie la va a sacrificar.

En un destello de luz, Enriqueta ha visto en mí un soplo de vida.  Enseguida ha "comprendido" que yo era su nuevo guía, no me dejaba ni a sol ni a sombra, incluso en el núcleo zoológico de mi amigo, a pesar de la cantidad de perros y de toda la familia, a quien seguía era a mi.  Pero ella no ha comprendido que las circunstancias impedían que yo la adoptara.  Sus ojitos llorosos se han apagado al ver que no se venía conmigo.

El existir es caprichoso.  Bailamos al son de Qì, el soplo que nos da la vida y que nos da la muerte.  Es el vapor que se crea en la cocina que de repente desaparece habiéndose transformado.  La pequeña historia del día de hoy de Enriqueta es como la pequeña historia de un plato en la cocina.  El vapor del fuego transforma los alimentos que abandonan al cocinero para dar vida e ilusión a quién se come el plato.  Es un destello de ilusión que sólo quedará, Dios sabe cuánto, en la memoria del cocinero y del comensal.

Seguro que en la memoria de Enriqueta quedará grabada la imagen del "soplo" de hoy, mientras que en mi memoria quedará grabada la imagen de una fidelidad que solo un ser de cuatro patas puede llegar a dar.  

domingo, 6 de febrero de 2011

Cuando el alimento de "proximidad" se convierte en política "global"

BAIX FLUVIÀ - SANT PERE PESCADOR
INVIERNO DE 2009
En 1993, unos arqueólogos descubrieron el texto más antiguo del Tao Te Ching  (El libro del "Camino" [Tao] y de la "Virtud" [Te]) -el libro clásico por antonomasia del taoísmo filosófico-.  Data del siglo IV a.n.e., por lo que hoy en día podemos comparar los tres textos.  Este descubrimiento ocurrió en la ciudad de Guodian, en la Tumba Chu número 1.

Estos meses entre semestres de universidad en que uno está esperando notas, son apacibles y ansiosos.  Apacibles porque uno se deleita en lecturas que, durante el trimestre universitario, las recensiones y los exámenes no se lo permiten; ansiosos porque hay cierta sed de conocimiento y ganas de conocer cosas nuevas en los estudios de área.

Los que me conocéis sabéis que soy un gran amante del taoísmo filosófico y, en general, de todo el pensamiento chino antiguo y clásico.  Y estos días de bonanza que estamos teniendo, me ha apetecido revisar, bajo el sol complaciente de febrero, algunos pasajes de este primer texto del Tao Te Ching.  Y me llama la atención el siguiente pasaje:
"...Elimínese la industria, rechácese el interés, y ya no habrá bandidos ni ladrones..." 
La época de elaboración del taoísmo filosófico es la época de los Reinos Combatientes, por lo que bandidos y ladrones, como los conocemos hoy en día, abundaban.  Pero esto no tiene importancia, en toda la historia de la humanidad los ha habido.  Lo que me llama más la atención es lo de la "industria".

Parece ser que ya en el año 500 a.n.e., el comercio a gran escala, lo que hoy llamaríamos "globalización" ya existía y, evidentemente, con los mismos problemas económicos del siglo XXI.  O sea, me refiero a que la industria -apoyada por el gobierno confuciano- se aprovechaba económicamente de la labor de los campesinos o de los "autónomos" en general -en pro del taoísmo filosófico-.  Lo que los taoístas, pues, criticaban y reclamaban era la autosuficiencia del "pequeño estado", lo que hoy podríamos pasar a llamar "comarca" o, a muy extender, "provincia".

En alimentación, en 2011 n.e., o sea, HOY, pequeños elaboradores, restauradores, campesinos... "autónomos" en general, están criticando el trato de los gobiernos "globalizados" para con ellos y en pro de la gran industria alimentaria.  Así, surgen grupos que aupan todo aquello que sea "local" y de "proximidad".  De hecho, todo ello, junto con el auge de lo que es "alimentación ecológica" tiene su raíz en el pensamiento nazi de principios de siglo XX -pero lo dejo para otro post-.  Aun siendo de raíz "nazi", es una idea positiva y que ha dado muy buen resultado en Alemania desde que Hitler subió al poder hasta hoy en día.

Han pasado 2500 años desde este escrito de Guodian y veo que los hechos no han cambiado demasiado.  Actualmente, cada vez es mayor el número de gente que lucha por la glocalización (o sea, los que están en pro de todo aquello que es local, usando las mismas articulaciones políticas e intelectuales de los que apoyan la globalización).

En el mundo de la alimentación este fenómeno ya está siendo de masas.  Intuyo que no deja de ser una moda para recaudar más dinero -puesto que el gobierno ha abandonado al pequeño empresario y al pequeño campesino- y por ello está creciendo en desmesura, a través de grupos político-intelectuales que luchan por todo aquello que es "local" o de "proximidad".

Sin embargo, la realidad es que, de un movimiento que tenía que ser realmente local y de proximidad, se está globalizando y deja ya de ser "local" y de "proximidad".  Absurdo.  O sea, la trampa son las palabras.  Los hechos, tanto los del siglo IV a.n.e y los de 2011 n.e., son los mismos: la masificación y la globalización, los intereses que se basan solamente en el dinero y que no tienen nada que ver con las opciones de vida.

Y puesto que 2500 años dan para pensar más que 5 años, auguro que los grupos "locales" van a fundirse de nuevo con la globalización, puesto que ellos mismos la están reclamando a gritos, y todo continuará igual.  Bueno, almenos en una nación como China que ha demostrado saber estar unida por muchos siglos, así ha sido.  Mientras, el imperio romano cayó, Europa cayó y se dividió y ahora, en los pequeños países como España, las autonomías piden su aislamiento e independencia.  Son solo ejemplos de conductas que me dan a pensar que lo global es más duradero que lo local...

Así, para que todo aquello que lleve la "etiqueta" de "local" y/o "proximidad" tiene, forzosamente, que globalizarse para tener éxito, para suicidarse dentro de la globalización y dejar de existir.

REF.: BIBLIOGRÁFICA: 
LAO TSE (2010), Tao Te Ching (edición y traducción del chino de Iñaki Preciado Idoeta), Madrid: Ed. Trotta.