Todavía estoy chocado. Hace cosa de unos quince minutos ha venido la cartera del pueblo a traerme el correo. Esto ya es una gran ilusión puesto que dónde vivo, y con el calor que cae, sólo pasa una vez por semana, a lo más estirar, cada quince días. Y hoy ha sido especial. SÓLO UN SOBRE, un sobre mediano, escrito a mano, con mi nombre, mi apellido y la dirección de dónde trabajo. El matasellos, ilegible, medio borrado, sólo se puede leer bien: FRANQUEO PAGADO EN OFICINA, Correos, 15 JUL 2010. Ningún remitente se hace cargo del envío. Aparentemente, nadie es responsable de la felicidad que me ha dado.
Y el libro me ha emocionado, y no tan sólo por su título: EL PARAÍSO INTERIOR, de Jordi Nadal, sinó porque todavía tengo la p*** manía de abrir el libro al azar y me leo las dos primeras líneas, como si de un oráculo se tratara:
Todo, absolutamente todo,
estaba a la espera de la nada.
Y sí, no estaba esperando absolutamente nada. Y este aforismo que azarosamente se ha abierto ante mis ojos me ha resonado en el interior. ¡Cuánta verdad! Cuando nada esperamos, es cuando más recibimos.
Muchas gracias a la persona, entidad, ente... Haya sido quien haya sido, hoy es el día más feliz de lo que llevo de año. Muchas gracias a la NADA por llenarme tanto!
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