jueves, 11 de noviembre de 2010

¡Vuelve mañana, realidad!

Grandes son los desiertos y todo es desierto.
No son unas toneladas de piedras y ladrillos en alto
los que ocultan al suelo, al suelo que lo es todo.

Grandes son los desiertos y las almas desiertas y grandes
desiertas porque no pasa por ellas sino ellas mismas,
grandes porque desde allí se ve todo, y todo ha muerto.

¡Grandes son los desiertos alma mía!
Grandes son los desiertos.

¡Vuelve mañana, realidad!
¡Basta por hoy, gentes!
¡Atrásate, presente absoluto!
Más vale no ser que ser así

Fernando Pessoa,  Escrito en un libro abandonado en un viaje, 16



Hubo una época de mi vida en que me enamoré locamente de Portugal.  En cada viaje que hacía, de aquellos relámpagos con el coche, salir un día a las 9 de la mañana de Gerona y llegar a las 11 o 12  de la noche a Porto, o Braga, o en cualquier rincón de Verde Minho era casi como una "droga" para mí.  Lo mejor del norte de Portugal, su bacalao.  Dicen que en Portugal tienen 365 recetas distintas de cocinar el bacalao, una para cada día del año.  Lo mejor de Portugal, sus gentes y su cultura.

En uno de estos viajes me hice amigo de Pessoa.  A ver, no soy tan viejo como por haberle conocido en persona.  Me enamoré de su literatura.  Y hoy me ha apetecido trasladar este trocito de poema que forma el grupo de "escrito en un libro abandonado en un viaje".  El título es muy sugerente, tan sugerente como la época en que estamos viviendo hoy en día, a finales del 2010.

Siento deciros a todos que estoy triste.  Y estoy triste porque veo a la gente que me rodea demasiado pesimista, sin ilusión, sin esperanzas, sin expectativas, decaída, cansada, y se les empieza a notar la joroba de todo el peso muerto que llevan sobre sus espaldas. Poco a poco la realidad se está convirtiendo en un desierto, como el del poema de Pessoa.  Y muchos días gritaría... ¡Vuelve mañana, realidad! como cuando en una época en España siempre debíamos volver mañana.

¿Qué tal si un día, entre todos, decidimos no encender en 24 horas ningún televisor ni comprar ningún periódico?  ¿No sería la solución para que los medios de comunicación dejaran de bombardearnos con información tan negativa a todas horas y todos los días?

La época en que solía viajar tanto en Portugal era a finales de los años '80 principios de los '90, cuando España atravesó una de sus peores crisis y la vida en Portugal estaba dos tercios más barata que la vida en Cataluña, y también estaban pasando por una de las peores crisis de su historia.

La foto la tomé en la primavera de 2006 (hemisferio sur, otoño en España), viendo una puesta de sol en la costa oeste de la Isla Sur de Nueva Zelanda, mirando al Mar de Tasmania.  El mar había devuelto una de sus obras de arte, cerca del Monte Cook, en una playa de piedras que es, a la vez, un cementerio de leones marinos.

7 comentarios:

  1. A mi també m'agrada Portugal, té no sé qué que t'atrapa pero no coneixía la poesia de Pessoa, graciesss! ptonets

    ResponderEliminar
  2. Yolanda: Des d'abans de l'expo a Lisboa no he tornat mai més a Portugal, però Pessoa i el Fado m'acompanyen sovint.

    Emma: Moltes gràcies per agradar-te Pessoa

    ResponderEliminar
  3. Quina meravella, la foto, el poema, el text! Abraçada.

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  5. Apoyo la idea de aislarse un poquito para intentar llegar a ser mejores con nosotros y por extension con los demás. Abraçada.

    ResponderEliminar