sábado, 24 de julio de 2010

MEDITANDO TAO :.:.: 2.-- Asimilación

38 aforismos para sentirnos mejor

II.-- Asimilación

RUINAS DE AMPURIAS
Cuando conocemos que lo bellos es bello, también conocemos la fealdad que existe en el mundo.
Cuando conocemos que el bien es el bien, entonces conocemos el mal que existe en el mundo.

De este modo, la existencia sugiere la no existencia.
Lo fácil promueve lo difícil.
Lo más corto surge de lo largo por simple comparación.
Lo alto y lo bajo se diferencian por el lugar que ocupan.
La voz y el tono se armonizan uno a otro.
"Después” sigue el recorrido de “antes”.


Por esto el hombre sabio actúa sin acción y enseña callando.
No se queda en la obra cumplida.

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Asimilación es el título del Tao de hoy. Aquí, asimilación significa “apropiarnos”, que dichas enseñanzas formen parte de nosotros, de nuestra vida y nuestra naturaleza como hombres. Debemos dejar engullirnos por el Tao y digerirlo, para practicarlo y ser, nosotros mismos, contenedores del Tao.

A los ojos de los occidentales, este pasaje es muy sencillo: son un conjunto de pares que están en la misma categoría: bello-feo; bien-mal; fácil-difícil; corto-largo; alto-bajo; etc. Además, los dos últimos versos, cierran el capítulo con la moraleja que podríamos trasladar a nuestra cultura como “A Dios rogando, con el mazo dando”, o sea, que es más el actuar que el hablar.

Sin embargo, debemos de ir un poco más allá para que el Tao nos remueva por dentro y haga sus efectos en nuestra mente y espíritu. Nos tenemos que renovar.

Recordemos que llegamos al Tao a través del camino que a la vez es movimiento y mutación. Para sentirnos bien para con nosotros mismos y los que nos rodean, debemos cambiar algunos “input” que nos preocupan y que nos mantienen en desequilibrio constante, que nos mantienen en la cuerda floja en el caos.

Para poder cambiar algo que no nos gusta debemos de tener un punto de referencia para poder comparar y provocar la mutación e iniciar el camino. Este punto de referencia dará las coordenadas para enmarcar nuestro nuevo camino, nuestra nueva vida. Así, debemos de escoger cuál es este punto de referencia con el que mejor nos reflejamos para poder coincidir con el punto de referencia cósmico universal. Aquí, este punto, es un punto de inacción, es un punto de no-cambio, es un punto no-mutante. A partir de él empezaremos a hacer todos los cambios, mutaciones y acciones necesarias. Vale la pena recordar el valor del “punto” que se habló en el capítulo anterior.

Para lo que a los ojos de un occidental del siglo XXI el grupo de pares que aparecen en este pasaje son contrarios, a los ojos del Tao son complementarios. Sin uno de ellos no podemos entender el otro. Así, fácil queda atado a difícil por una relación unitaria que los equilibra, como verano a invierno o luz a oscuridad. Esto forma el cosmos, y no el caos. El Cosmos es orden; el caos es el no-cosmos. Además, para pasar de un estadio a otro, debe de haber un cambio progresivo: primavera-otoño; aurora-crepúsculo.

Los pares descritos en este pasaje no aparecen ahí por azar. Están muy bien escogidos. Se nos recuerda de nuevo la unión entre “existencia” y “no existencia”, que ya se comentó en el escrito anterior “El principio”. Para los siguientes pares, la explicación es la siguiente:

FÁCIL-DIFÍCIL: Las cosas fáciles promueven todos los cambios. Lo que es fácil, es fácil de reconocer, es fácil de observar. Así, a través de lo fácil podemos comprender. La facilidad tiene un gran poder sugestivo. Un pensamiento claro, es fácil. Este pensamiento atrae a la gente, une a las personas, lo que lleva al amor, al buen entendimiento. Liberamos nuestra energía interior de forma armónica, coherente, entendedora. De esta manera, estamos creando algo nuevo a partir de la facilidad. Esta explicación se puede trasladar, también, a las acciones. O sea, lo que es fácil de hacer, es fácil de imitar. Las cosas difíciles, en cambio, conllevan todo lo contrario de lo que se ha descrito: odio, guerras, luchas, disonancias, soledad, disolución…

CORTO-LARGO: Personalmente, entiendo corto como la línea Yin (-- --) y largo como la línea Yang (------) del I Ching. Corto y largo están en la misma línea de cohesión puesto que están en constante mutación. Un Yin viejo se torna Yang joven y viceversa. En general, para la filosofía del Tao, algo corto es mucho más mutable y, por lo tanto, positivo en la vida que algo largo. Si entendemos “largo” como algo duradero, permanente e inmutable, se vuelve engañoso a los ojos del hombre. Después de una acción debe de venir otra acción, no nos podemos alargar en el tiempo. Si nos alargamos demasiado, si creemos que estamos en una posición “largo”, o sea, que lo que tenemos es permanente, caemos en el desequilibrio interior. Todo tiene un fin, y un principio. Y su mutación que los une.

ALTO-BAJO: Se nos está describiendo las posiciones del Cielo y de la Tierra. Lo que pasa en el Cielo –léase Cosmos-, es lo que se configura en la Tierra –léase hombre-. Nuestras acciones son las acciones del Cosmos. Hay que hacer en la Tierra lo que se haría en el Cielo. Para que la creatividad –alto, cielo- tenga efecto, debe de haber un receptor –bajo, tierra- para captar lo que hay más arriba. El camino del Tao nos debe de llevar a lo alto, lo noble, a la sabiduría.

VOZ-TONO: La voz es lo que emana el cuerpo, el tono es la emanación de nuestro corazón, de nuestra alma. Una voz y un tono bien equilibrados nos llevarán a evidenciar acciones que entran en mutación. Aquí estos dos sustantivos nos dibujan dos estadios: el físico y el espiritual. Dos personas muy distantes geográficamente pueden tener largas conversaciones a través del corazón. Dos personas muy próximas geográficamente pueden permanecer en silencio eterno.

DESPUÉS-ANTES: Debemos de entender que las acciones emprendidas “antes” son las que obtendremos su resultado “después”. Conocer bien el pasado es conocer bien el futuro. Después del trueno, viene la lluvia, que regará los campos y con la salida del sol hará germinar las semillas plantadas. El árbol, es el después de la semilla. La semilla, es el antes del árbol. Aquí hay que entender que una semilla encierra un futuro, de la misma manera que un árbol encierra un pasado. Lo que hacemos ahora, en este preciso momento, tiene repercusiones más tarde.

Cuando el Tao habla del hombre sabio se refiere a aquél que ya contiene en su interior el Tao. Por decirlo de otra manera, es aquél que encierra en sí mismo toda la sabiduría cósmica. Así, el sabio actúa sin acción porque no siempre es propicio actuar. Debemos de escoger bien el momento para ponernos a actuar. Antes, habremos tenido que escoger el punto de referencia por el que queremos empezar a actuar. El sabio enseña callando porque no habla desde su cuerpo, desde la Tierra. El sabio habla desde el Cielo, desde el corazón y el espíritu. El sabio tampoco se queda con la obra cumplida porque, sea bella o fea, buena o mala, esto le conlleva a permanecer en un estado fijo, inamovible y, por lo tanto, engañoso. La manera de actuar del sabio es la fácil, la que todos podemos emular rápidamente, con cohesión y harmonía.

MEDITACIÓN  Para buscar el bienestar interior no hace falta hacer grandes recorridos y grandes hazañas. En lo simple y sencillo está el secreto. Buscar nuestro punto de referencia es importantísimo. Sin embargo, este punto de referencia debe de ser asequible para cada uno de nosotros. Debemos de reconocer cuáles son nuestras limitaciones y vivir y actuar de acuerdo con ellas. Una manera exitosa de entender este capítulo es ver, al despertarnos y mirar por la ventana, todos los cambios que ha sufrido el paisaje las últimas 24 horas: una flor que ha nacido, hojas que han caído, la escarcha que cubre el campo, el viento que mueve la vegetación… Darnos cuenta de que los cambios más grandes se han realizado en silencio. Alegrarnos de estas pequeñas cosas de cada día nos hace tener una vida más sencilla y acorde con el Cosmos. Ser conscientes de que el cambio es necesario para continuar nos permite vivir con más paz y tranquilidad con nuestro entorno. Esto nos ayuda a conseguir nuestro Tao particular, ser genuinos, ser Uno.

“ Nada es eterno, salvo el cambio” Heráclito de Efeso (483 aC)

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